El mundo del yoga es amplio, pero conocer estas tres disciplinas fundacionales te va a ayudar a elegir el camino perfecto para tu bienestar.
Empezar el camino del yoga puede ser abrumador. Existen decenas de estilos, cada uno con un enfoque, un ritmo y una energía particular. ¿Cómo saber cuál es el correcto para vos?
La respuesta es simple: no hay un estilo universalmente "mejor". Hay, en cambio, un estilo ideal para tu momento actual y tus necesidades específicas. El yoga es una práctica personal, un diálogo íntimo con tu cuerpo y tu mente.
Para ayudarte a navegar esta elección, exploramos tres de las opciones más practicadas y diferenciadas: Hatha, Ashtanga y Yoga Suave.
Hatha yoga: El equilibrio entre cuerpo y mente
El Hatha yoga es, para muchos, la puerta de entrada a esta disciplina milenaria. Es la base de donde derivan la mayoría de los estilos modernos.
Su enfoque principal es la alineación precisa de las posturas (asanas), que se sostienen durante varias respiraciones. No es una práctica de velocidad; es un espacio para aprender a respirar conscientemente (pranayama) y a conectar con la estabilidad.
Si buscás una práctica que te brinde calma, fortaleza fundacional y una comprensión profunda de las posturas clásicas, el Hatha es un excelente punto de partida.
Ashtanga vinyasa: El desafío dinámico
En el extremo opuesto del espectro rítmico encontramos el Ashtanga. Este estilo es intenso, físico y altamente estructurado.
Se basa en 6 secuencias fijas de posturas que se enlazan fluidamente a través de la respiración (vinyasa). El Ashtanga genera calor interno (tapas), ayuda a desintoxicar el cuerpo y construye una notable fuerza, flexibilidad y resistencia.
Es ideal para quienes buscan un desafío físico, aman la rutina y desean una práctica que exija disciplina y enfoque mental.
Yoga suave: La (re)conexión amable
A veces, el cuerpo no pide intensidad, sino cuidado. El Yoga Suave (o gentle yoga) es una práctica adaptada, de muy bajo impacto, centrada en la relajación y la movilidad gentil.
En este estilo se utilizan muchos elementos de apoyo (como almohadones, bloques, cinturones y mantas) para que el cuerpo pueda soltarse y relajarse sin esfuerzo. Las transiciones son lentas y la prioridad es el confort.
Es la opción perfecta si estás manejando altos niveles de estrés, recuperándote de una lesión, tenés movilidad reducida o simplemente preferís un enfoque meditativo y restaurador por sobre el atlético.
Claves para elegir tu camino
La decisión final depende de tus objetivos personales y de tu estado físico actual. ¿Qué buscás hoy?
- Disciplina y desafío físico: Si te motiva el movimiento constante y querés un entrenamiento exigente, el Ashtanga es tu lugar.
- Bases, calma y alineación: Si preferís ir paso a paso, entender cada postura en detalle y calmar la mente, el Hatha te va a dar la bienvenida.
- Restauración y bajo impacto: Si tu prioridad es soltar tensiones profundas, moverte con extrema amabilidad o gestionar el estrés, el Yoga Suave te espera.
El mejor yoga es aquel que te hace volver a la práctica con ganas. En ese sentido, la clave no es forzar al cuerpo a entrar en un estilo, sino encontrar el estilo que honre a tu cuerpo tal como está hoy. Por eso, te invitamos a probar. Escuchá tus sensaciones. El yoga no es una competencia; es una herramienta poderosa para reconectar con vos mismo.


